Valle de Roncal

Tenemos miles de rincones esperándote

LOS PIRINEOS

El Valle del Roncal es un espacio escondido, con sus pueblos de casas de montaña a la sombra de las nevadas cumbres de los Pirineos. Los recorridos aquí son más exigentes, las cimas más altas, pero también las vistas más espectaculares. Después de la fatiga viene el descanso en los acogedores pueblos del valle, todos dignos de visitarse. 


Descubre el Valle de Roncal

Visita pueblos y rincones, recorre sus caminos llenos de encanto.

Rutas de senderismo:

Dos rutas de senderismo que no puedes dejar de visitar: La primera de las rutas es relativamente corta y nos lleva a través del paisaje kárstico de Larra para subir por una empinada cuesta hasta la cima del Arlás, desde donde disfrutaremos de una amplia panorámica de los Pirineos. La otra ruta ya son palabras mayores: la cima de la Mesa de los Tres Reyes. Aunque va en contra del espíritu de esta guía, por su distancia y por sus agotadores esfuerzos, la incluimos por ser el monte más alto de Navarra y porque es una ruta muy transitada y segura a poco que las condiciones meteorológicas acompañan.

Localidades y monumentos:

Tres visitas turísticas: El pueblo de Roncal es la capital del valle, y en él encontraremos la tumba del famoso tenor Julián Gayarre, una iglesia que parece una fortaleza y  algún palacio barroco del siglo XVIII, con sus pórticos y escudos. Isaba no le va a la zaga, orgullosa de sus tradiciones, sus antiguas casas y sus rincones con encanto, entre los que nos aguarda la hospitalidad de sus gentes. Burgui, Uztarroz, Garde, Urzainqui y Vidangoz son los otros pueblos del valle, cada uno con sus características, pero todos con sus estrechas calles empedradas y sus hermosas casas de montaña.

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Vive el Pirineo Navarro a tu ritmo

El Valle del Roncal y sus montañas forman un paisaje que se disfruta despacio, al compás de los ríos y del silencio de los bosques. Aquí, cada estación ofrece un motivo distinto para acercarse: la nieve que cubre las cumbres en invierno, los verdes pastos en primavera, las rutas frescas de verano o los colores intensos del otoño.

Alojarse en una casa tradicional de piedra y madera es una experiencia en sí misma, con desayunos que saben a cuajada, miel o queso de Roncal, uno de los más prestigiosos de Navarra. Pasear por pueblos como Isaba o Roncal permite descubrir callejuelas empedradas, casas señoriales y una cultura que sigue muy viva en sus tradiciones.

Los senderos de montaña conducen a miradores espectaculares, praderas de altura y cimas legendarias como la Mesa de los Tres Reyes. Pero también hay paseos familiares más tranquilos, junto al río Esca o entre hayedos frescos, ideales para reconectar con la naturaleza sin prisas.

El Pirineo navarro también se saborea: con productos locales, con la hospitalidad de sus gentes y con el ritmo pausado de un valle que invita a quedarse. Más que un destino, es una experiencia que combina aventura, calma y autenticidad.

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Productos gourmet:

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