QUÉ VER EN EL CASTILLO DE JAVIER DE NAVARRA
Javier, nombre que proviene del euskera etxeberri y significa casa nueva, es una villa de la Comarca de Sangüesa, que se encuentra sobre una especie de valle rectangular entre las sierras de Leyre y Peña, en el oriente de la Comunidad Autónoma de Navarra. Tiene una población de 125 javierinos.
El pueblo – feudo creció a instancias del castillo y la devoción por el santo. En sus orígenes ocupaba el espacio donde hoy se encuentra la explanada del castillo. La creciente afluencia de peregrinos al lugar hizo que, en 1965 se decidiera reconstruir el pueblo en otro lugar para tener más espacio donde recibir a los visitantes. Por esta razón el núcleo urbano luce más contemporáneo.
Los javierinos son sumamente hospitalarios, sus paisajes y escenarios naturales son hermosos, las calles de Javier lucen cuidadas y llenas de flores. Puedes visitarlos todo el año ¿Quieres desconectar de la rutina y la ciudad? ¡Ven a Javier!
Castillo de Javier
En un principio, fue una torre de vigilancia en un lugar estratégico entre los reinos de Navarra y Aragón, con el tiempo se le fueron adosando estancias y murallas. Tiene tres torres y tres secciones de diferente antigüedad:
- La Torre del Santo Cristo, con el bastión y una capilla que alberga un crucifijo del gótico tardío, conocido como el Cristo de la Sonrisa y pinturas murales que representan a la danza de la muerte.
- La torre del homenaje o de San Miguel, es la parte más antigua del castillo.
- El museo es la edificación dedicada al santo.
La tercera torre del castillo es la de Undués, una antigua bodega. Los restos arqueológicos hallados en las inmediaciones dan cuenta de basamentos y zócalos musulmanes del siglo X, además un recinto envolvente del siglo XI, y otras estructuras expansivas del siglo XIII. Este es uno de los pocos castillos que conservan buena parte de sus defensas y las estructuras que lo componen. El acceso se hace cruzando un puente levadizo.
Parte de la exhibición se encuentra en las antiguas caballerizas y contiene obras de arte, antiguos utensilios, esquemas, planos, documentos y cálices además de una maqueta a escala del castillo.
Bajando por la escalera del cojo, se accede al recinto más antiguo del castillo, la habitación del Santo, donde vivió San Francisco Javier desde joven hasta 1525, cuando se marchó a Paris para estudiar en la universidad.Leer más
El Molinaz
Es un molino del siglo XIII, una joya arquitectónica y una obra de sillería de estilo ojival, se encuentra a la orilla del río Aragón y a 1,5 kilómetros de distancia del castillo, formaba parte de las propiedades de los Señores de Javier. Aún se conservan los muros a media altura en torno al molino, una escalera de piedra que era parte de la estructura original y el hoyo de entrada y salida del agua. En los alrededores se construyó un área recreativa por lo que es un lugar excelente para andar y compartir un picnic.
Las Javieradas
La villa de Javier es famosa por ser el lugar de nacimiento de San Francisco Javier, el Patrono de las misiones y la juventud. En 1886, una epidemia de cólera asolaba la región y la feligresía, en las iglesias, le pedía a San Francisco Javier por sanidad. Este hizo el milagro de salvarlos y por eso el primer o segundo fin de semana de cada mes de marzo los habitantes de Javier y las poblaciones vecinas salen andando, en romería, hasta el castillo de Javier.
Las Javieradas atraen miles de peregrinos de todas partes de España y se celebran durante la semana de la novena de la Gracia, del cuatro al doce de marzo. Dependiendo de la distancia las rutas son más o menos largas y tienen puntos prestablecidos donde paran a comer, a descansar y pernoctar.
El segundo domingo de marzo se celebra un Viacrucis de ocho kilómetros desde Sangüesa hasta el Castillo de San Javier, en donde se realiza una misa al aire libre con la que se cierra el evento hasta el año siguiente.
Iglesia en honor a la Anunciación de nuestra Señora
Inicialmente fue construida como una abadía en el siglo XV por orden de los padres de San Francisco Javier, quien fue bautizado allí. En el siglo XVII fue recuperada y las reformas se hicieron en estilo barroco. La decoración interior tiene retablos del Sagrado Corazón y la Virgen aprendiendo a leer, ambos del siglo XV, así como una talla de Santa María de Javier y una pila bautismal de piedra. El retablo central es del siglo XVIII y en el se representan a la Anunciación, San Ignacio y San Francisco Javier.