Espronceda
SIERRA DE CODÉS
La Parroquia de San Vicente Mártir, situada en una encantadora población de Navarra, es una joya arquitectónica que destaca por su historia y su arte. Construida en la segunda mitad del siglo XVI por los maestros Cristóbal de Zúñiga y Juan de Miaja, siguiendo los planos del renombrado Martín de Landerrain, esta iglesia es un testimonio del arte y la devoción de la época. Su diseño es sobrio y funcional, con una nave única y una cabecera poligonal, características que reflejan la arquitectura religiosa de su tiempo. Las cubiertas, renovadas con bóvedas de arista recientes, se integran armoniosamente en la estructura original, manteniendo la esencia histórica del edificio.
La torre de la parroquia, construida en sillería a comienzos del siglo XVII, añade un elemento de majestuosidad y solidez al conjunto. En el interior de la iglesia, el retablo mayor, elaborado a mediados del siglo XVII, es una obra de arte impresionante. Este retablo presenta escenas de la Infancia de Cristo, así como representaciones de santos y la Asunción de la Virgen, destacando por su detallada iconografía y su riqueza decorativa.
Además, la iglesia y su sacristía albergan varias tallas, entre ellas un crucificado y varias imágenes de santos, que abarcan diferentes estilos artísticos. Estas piezas, junto con el retablo, constituyen un valioso patrimonio religioso y artístico. El ajuar litúrgico de la parroquia incluye una naveta y dos relicarios barrocos, objetos de gran valor histórico y artístico que enriquecen aún más el conjunto.
La Ermita Virgen del Campo, situada dentro del mismo pueblo, es un pequeño santuario que irradia una atmósfera de paz y recogimiento. Aunque los muros y materiales parecen antiguos, la ermita ha sido objeto de una reciente reconstrucción que ha respetado su apariencia original. En su interior se encuentra una valiosa talla románica de la Virgen titular, una obra de arte que refleja la devoción mariana de siglos pasados. Además, la ermita alberga otras dos tallas barrocas, que complementan el conjunto artístico y espiritual del lugar.Leer más
El Palacio Acedo, un edificio del siglo XVII, es otro de los tesoros arquitectónicos de esta localidad. Contemporáneo de otras casas blasonadas de la zona, el palacio destaca por su elegancia y su historia. Aunque hoy en día es una vivienda particular, su fachada y estructura conservan el esplendor de épocas pasadas, siendo un ejemplo notable de la arquitectura civil de la región.
El crucero, situado en un punto destacado del pueblo, se alza sobre una doble escalinata circular que le confiere una presencia imponente. Consta de un fuste prismático liso, rematado por una pieza a modo de capitel que presenta relieves de santos. Esta base sirve de soporte a una cruz lisa, símbolo de fe y tradición que ha perdurado a lo largo de los siglos.
El lavadero del pueblo es otro elemento de interés histórico y cultural. Tradicionalmente, los lavaderos eran lugares de encuentro y trabajo comunitario, donde las mujeres se reunían para lavar la ropa y compartir momentos de convivencia. Este lavadero, bien conservado, nos transporta a tiempos pasados y nos permite apreciar una parte importante de la vida cotidiana de la comunidad.