La Catedral, que por su valor histórico-artístico fue declarada Monumento Nacional en el año 1884, es el principal monumento de la ciudad de Tudela y uno de los más sobresalientes de Navarra. El edificio nace como Colegiata de Santa María, y como tal figuró hasta 1783, año en el que fue elevada a la dignidad de Catedral.

Su construcción se realiza sobre los restos de la antigua Mezquita aljama de la ciudad, a finales del siglo XII, en estilo románico. Según van avanzando las obras el nuevo estilo gótico del siglo XIII se fundirá con el anterior. En su edificación se siguen las tendencias de la arquitectura hispano-languedociana influenciada por los preceptos del Cister.

Presenta planta de cruz latina de tres naves rematada con un crucero de cinco tramos y cabecera con profundo ábside central. Las cubiertas empleadas en su construcción, en las naves laterales y el crucero, son bóvedas de crucería, mientras que las cubiertas de la cabecera constan de un ábside principal de cubierta gallonada, dos capillas laterales con bóveda de horno y las laterales extremas cubiertas con bóvedas de arista.

Tiene tres puertas para acceder a su interior, la más antigua al Sur, la de la Virgen; al Norte, la de Santa María, y al Oeste la más importante y destacada, conocida como la del Juicio, por representar en su escultura el Juicio Final. La Torre Nueva, del XVII, es un emblema arquitectónico fundamental del templo y de la propia ciudad de Tudela.

El edificio medieval se ha transformado por ampliaciones, mejoras o restauraciones, de ahí que albergue una riqueza patrimonial encuadrada en diversos estilos artísticos.

En su interior destaca el imponente Retablo Mayor, dedicado a Santa María, y ubicado en la Capilla central de la cabecera, en el espacio más importante de la Iglesia. Es obra de Pedro Díaz de Oviedo de finales del siglo XV, de estilo gótico hispano-flamenco.

Excepcional es también la conocida como Virgen Blanca, talla policromada sobre piedra del siglo XII, y destacables los dos retablos góticos de la Virgen de la Esperanza y Santa Catalina, ambos del Siglo XV y que completan el panorama artístico medieval.

En el siglo XVI se encarga al escultor Esteban de Obray el coro renacentista, tallado en madera de nogal. Del mismo estilo son la verja y el retablo de la Capilla de San Martín.

Del estilo barroco sobresale la Capilla de Santa Ana, por su magnífica decoración de yeserías policromadas y por ser el espacio devocional más importante de la ciudad donde se expone a la patrona de Tudela. También la del Espíritu Santo, espectacular tras su restauración, ambas manifestaciones artísticas del siglo XVIII.

Valiosas son además la Sacristía Mayor y la Sala Capitular; sin poder obviar el claustro románico y el Museo de Tudela, construcciones anexas al templo y fundamentales en el conjunto catedralicio.

Texto cedido por el Museo de Tudela – Palacio Decanal