El encierro termina en la plaza de toros después de haber atravesado el callejón. Es éste la entrada a la plaza, un paso estrecho, un “callejón”, y donde a lo largo de la historia se han producido acontecimientos dramáticos: los montones. Cuando un corredor cae, el que viene detrás puede tropezar con él y caer, y así sucesivamente hasta organizarse una montonera humana de difícil solución.
Los mozos quedan atrapados unos encima de otros, y los toros, escasos de vista, ven una masa compacta que, o bien les hace retroceder, o intentan pasarla sin embestir.
El final del recorrido del encierro es la monumental Plaza de Toros de Pamplona, que se puede visitar dependiendo de las épocas del año. Visitaremos la plaza, los corrales, la capilla, la sala del miedo… todo ello acompañado de soportes interactivos que nos explican el arte de la lidia. Más información aquí.