CASTILLO DE PEÑAFLOR Y VEDADO DE EGUARAS

 

 

Nos adentramos en la Bardena blanca y vamos a ir cambiando de paisajes: primero los barrancos y sus esculturales paredes, después los extensos campos de cereal, le sigue un bosque bajo y finalmente accedemos al vedado de Eguaras, un valle rodeado por altos cortados y en medio las ruinas del castillo de Peñaflor, uno de los muchos que se construyeron en esta tierra fronteriza entre los reinos de Navarra y Aragón. El paisaje es árido, especialmente si el calor aprieta, pero tiene la belleza singular del desierto, sus soledades y sus silencios, y a lo lejos, siempre, y como telón de fondo, los espectaculares enclaves de Pisekerra y el Rallón.

Recorrido 11,3 km. Ida y vuelta.

CONSEJOS PRÁCTICOS

-La ruta es larga y se nos puede hacer árida a poco que el calor apriete, lleve agua en abundancia y provisiones.

-Entraremos en las Bardenas por Arguedas y tras pasar Castildetierra nos detendremos junto a una cabaña de piedra y una amplia explanada desde donde iniciaremos la ruta. Tenga en cuenta que la carretera de acceso es de tierra así que el coche se manchará con el polvo de los caminos o el barro de los charcos.
-La ruta no está señalizada pero es fácil de seguir ya que en todo momento vemos el castillo al que nos dirigimos. Hay que cruzar barrancos y riachuelos que según las épocas del año van más o menos caudalosos. Se señala que puede haber riesgo de crecidas imprevistas, pero si el día está claro no hay problemas.
-Al castillo de Peñaflor no hemos subido, ni creemos que se pueda. Son apenas las ruinas de una torre pero, aun así, el enclave es espectacular.

-El bosque que rodeaba el castillo de Peñaflor se quemó en julio de 2021 deteriorando de forma grave el este entorno natural tan espectacular.

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