OCHAGAVÍA

OCHAGAVÍA

OCHAGAVÍA – OTSAGABIA – UN PUEBLO EN LLAMAS

Ochagavía es uno de los pueblos más bonitos de todo el Pirineo, pero hubo un funesto día en el año 1794 en el que solo hubo fuego y destrucción. Ese día las tropas revolucionarias francesas empujadas por un rencor de vecinos saquearon Ochagavía quemando todas sus casas.

OCHAGAVÍA – OTSAGABIA – UN PUEBLO EN LLAMAS

Esta historia comenzó con la muerte de un rey, Luis XVI, el 21 de enero de 1793 guillotinado en el patíbulo de la revolución y con la creación de una gran coalición de monarquías europeas dispuestas a escarmentar al osado populacho. Hubo una guerra que iba a traer funestas consecuencias para los pueblos del Pirineo, ya que lo que comenzó como un ataque de castigo se transformó en invasión y guerra defensiva. Los franceses, ajenos a su lema de “Libertad, igualdad y fraternidad”, entraron en Ochagavía y prendieron fuego a todo el pueblo, quemando 182 casas y 52 bordas. Solo se salvaron ocho, alguna de las cuales todavía se puede todavía contemplar y que son reconocibles por el tono más oscuro de sus sufridas piedras. Pasado el peligro regresaron los habitantes de Ochagavía para reconstruir el pueblo en el mismo lugar y con tesón y buen gusto levantaron paredes y construyeron techumbres. Lo único que cambiaron fueron las tejas que antes del incendio eran de madera, el material más común por esas tierras, pero visto lo bien que habían ardido decidieron sustituirlas por otras de barro. Los pocos sitios en los que se conserva la teja de madera son en la torre de la iglesia y en las ermitas de Muskilda y de Nuestra Señora de las Nievas, a las que merece sin duda la pena acercarse, no solo para conocer esta tradicional forma de cubrir las casas, si no sobre todo por los hermosos parajes en las que las encontraremos.

Les presentamos un paseo por Ochagavía que se pueden descargar en https://turismodenavarra.com/ochagavia-navarra/ , con el que podrá conocer sus muchos rincones con encanto y que nos acerca hasta el puente de piedra sobre el río Anduña en el que en otros tiempos no muy lejanos las lavanderas hacían su duro oficio, llegando en ocasiones a tener que romper el hielo para terminar la colada.

Si se anima, y le apetece darse un paseo, puede subir por una empinada senda hasta la ermita de Nuestra Señora de Muskilda, un templo románico del siglo XII, y contemplar una bella panorámica del Pirineo. Otra opción, aunque no está bien señalizado y no hay ningún mirador, es subir al monte más cercano para mal que bien contemplar una de las mejores vistas de todo Navarra, la que nos ofrece el conjunto de las casas de Ochagavía apiñadas en torno a su iglesia y los frondosos bosques que la rodean.

Ochagavía es una de las puertas de entrada a la Selva de Irati. Una estrecha pero bien acondicionada carretera sube por un puerto de montaña para adentrarse en uno de los hayedos abetales más extensos de toda Europa. Llegaremos hasta el área acondicionada de las Casas del Rey junto a la ermita de Nuestra Señora de las Nieves, desde donde parten dos senderos que no deben perderse, el que nos lleva a las cascadas del Cubo y el que nos acerca hasta el pantano de Irabia https://turismodenavarra.com/virgen-las-nieves/ .

Otros lugares de interés en las cercanías son el pueblo de Jurrieta, la Colegiata de Roncesvalles y el Valle del Roncal.

Para disfrutar de un fin de semana en el Valle de Roncal les recomendamos el Hostal Rural el Almadiero y en el Valle de Salazar el Hotel Rural Auñamendi, dos establecimientos con encanto y un atento servicio al turista. Además, el Hotel Rural Auñamendi dispone de un restaurante, recientemente remodelado, con una magnífica comida tradicional.

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