EXTERIOR

La gran joya de Sangüesa es la portada románica, finales del siglo XII, de Santa María la Real, una de las obras más importantes de su estilo.

Verdadero retablo en piedra, presenta un conjunto abigarrado de elementos. Para la realización de la misma intervinieron en ella dos maestros reconocidos: el de San Juan de la Peña que trabaja la parte superior y Leodegarius al que se le atribuye la inferior.

El arte románico, al ser eminentemente religioso, exhibe en esta portada una catequesis doctrinal, pues aquí recalca claramente el triunfo de Cristo.

En la galería alta, dedicada al cielo, aparece Cristo rodeado de los símbolos de los evangelistas, Tetramorfos, acompañado por dos ángeles y los doce Apóstoles. La parte inferior está dedicada al Juicio Final, con Cristo juzgando a los hombres en el tímpano ante la presencia de los Apóstoles y la Virgen como intercesora, San Miguel pesando las almas, salvados y condenados y máscaras del infierno.

Toda la sociedad medieval – guerreros, clérigos, peregrinos, músicos, artesanos, vicios y virtudes se sitúan en las arquivoltas que enmarcan el tímpano. A ambos lados de las arquivoltas, en las enjutas aparecen animales monstruosos, escenas del Antiguo y Nuevo Testamento, y la famosa leyenda nórdica de Sigurd y el herrero Regín, con el dragón Fafner. En la zona inferior y en el lado izquierdo: María Magdalena, María Madre de Cristo (señalando en el libro el nombre del escultor Leodegarius) y María, madre de Santiago. A la derecha: Judas ahorcado, San Pablo y San Pedro.

Una vez visto el conjunto de esta portada, puede apreciarse la diferencia estilística y la evolución del románico hacia el gótico, como resultado del trabajo de cuatro talleres de escultores distintos.

INTERIOR

Los primeros datos de la iglesia se remontan a 1131 cuando Alfonso I el Batallador donó a la Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén su palacio y capilla Real para que levantasen sobre el mismo solar la primera parroquia del nuevo burgo. De esta época datarían los tres ábsides de la cabecera. Posteriormente se estructuraron las naves y la gran portada románica.

A finales del siglo XIII, sobre el crucero, se levantó la monumental cúpula octogonal, volteando sobre ésta en el siglo XIV la torre almenada como posición estratégica para la defensa de la villa.

En el siglo XIV sufrió la primera ampliación de la iglesia con lo que entonces fuera capilla Real, hoy conocida como capilla de San Miguel, y el siglo XVI concluyó con las obras de la iglesia con la capilla de la Piedad y el coro que levantaron a los pies de la misma.

Levantada junto al puente sobre el río Aragón, es una iglesia de cortas dimensiones. Su planta románica, siguiendo el modelo de la catedral de Jaca, se estructura en tres naves, mayor la central, sin crucero marcado y una triple cabecera de tres ábsides semicirculares.

El ábside central esconde tras el retablo el capitel románico de la Huida a Egipto.

Destaca por su colorido y dimensiones el retablo mayor, de estilo plateresco aragonés, construido durante el primer tercio del siglo XVI por Juan Pérez Vizcaíno, según la traza de Gabriel Yoly. Dividido en tres pisos y coronado por la Coronación de la Virgen, preside la hornacina de honor la venerada imagen gótica de Nuestra Señora de Rocamador realizada en plata a finales del siglo XIII. La advocación de Rocamador tiene su origen en el santuario francés de Rocamadour y gozó de gran devoción a lo largo de la Edad Media.

Otra de las piezas de incalculable valor de la iglesia es la Custodia Procesional, obra cumbre de la platería local sangüesina, fue realizada en plata parcialmente dorada en estilo gótico a finales del siglo XV. Esbelta torre con tres cuerpos decrecientes, rematada en viril y cruz, presenta escenas eucarísticas, ángeles adoradores y ocho de los doce apóstoles.

Fue declarada en 1997 Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Navarra.

Piezas como la imagen románica de la Virgen de la Nora, el grupo de La Piedad, de estilo hispano-flamenco realizado en el siglo XVI, y unas puertas pintadas de ese mismo siglo que se presentan a modo de díptico, completan otros de los elementos a resaltar de la iglesia.

La iglesia de Santa María la Real fue declarada Monumento Nacional el 17 de enero de 1889.

TURISMO DE NAVARRA